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Egg... or solving the main philosophical problem.
Egg... or solving the main philosophical problem. Eugene Goldin

Metaproblema

¡Escribe el primer comentario! Tecat

Quizá por una cuestión de cercanía habitual, quizá por deseo (¿singularmente lacaniano?), una de las primeras cosas que hago al enfrentarme con cualquier objeto de reflexión es revisar su huella discursiva.

Debe ser porque para quien solo tiene un martillo todo parece un clavo. Supongamos que no tengo solamente dedos y que puedo hacer algo más que golpetear teclas. Aún así, mis dedos y mi lengua son las herramientas más frecuentes de toda objetivación productiva de mi parte. A veces puedo hacer algo con el pié y el brazo, con la mano, pero menos, mucho menos que con mis diez soldaditos y el enlace lenguaraz.

Digo, que lo primero es la huella discursiva y es, básicamente, sacudir y restregar las palabras casi como quizá lo haga un filólogo. Es que para mí el primer problema que hay que resolver en todo asunto es el del vínculo de la cosa y la palabra. Hoy, de forma totalmente aleatoria, leí un artículo del Ferrater Mora (siempre un volumen estratégicamente ubicado en la zona más escatológica de mi casa) donde se citaba la introducción al Tractatus de Wittgenstein escrita en 1922 por su profe Russell y decía: "Lo que puede ser mostrado, no puede ser dicho" (cursivas del original) debido a que "no podemos expresar por medio del lenguaje lo que se expresa en el lenguaje". El artículo se titulaba Metalenguaje. Obviamente un hallazgo divertido teniendo en cuenta que por la tarde había estado pensando como presentar mi problema en el TECAT.

Había pensado que en principio tenía varios y el primero era identificar el tópico-objeto sobre el cual debería versar mi solución propuesta. Que por lo tanto la resolución del mismo daría satisfacción suficiente a la consigna.

En segundo lugar, ¿cómo presentar de manera convincente el problema y la solución -que sería justamente esto, y esto, puntualmente ahora, lo que está entre guiones, es metalenguaje- como para que mi aprehensión de la consigna no pudiera ser desestimada por heterodoxa? (siempre me ha costado cumplir expectativas, para bien y para mal).

Por último, porque en algún punto considero que habrá que detenerse, la presentación de un problema y mi solución sobre un tema que está relacionado de manera estrecha con todo lo que he mencionado pero cuyo alcance es mucho más -¿como digo esto?- ¿puntual?

 

Pensando acerca de lo que significa un problema concluí que:

A)     Hay problemas sobre los que puedo ofrecer una solución.

B)     Hay problemas sobre los que creo poder ofrecer una solución.

C)     Hay problemas sobre los que creo no poder ofrecer una solución.

Considero problemático todo aquello que se oponga a una intención (como deseo o necesidad) y solución a todo aquello que remueve la oposición. En este sentido no hay herramienta más potente de resolución que la memoria, mejor dicho de su falta: el olvido. Desconozco si existen problemas irresolubles, me han dicho que existen en el ámbito de las matemáticas pero no he tenido la oportunidad de considerarlos seriamente. De cualquier modo (perdón) el desarrollo histórico de las matemáticas puede ofrecer ejemplos que muestran problemas pretendidamente irresolubles resueltos. Vale mi duda al respecto.

No voy a mencionar los problemas del tipo C porque no forman parte de mi interés especifico actual (debo resolver la cursada) así que me voy a concentrar en los del tipo A y un poco de B.

A1) Problemas sobre los que conozco una solución satisfactoria.

A2) Problemas sobre los que conozco una solución parcialmente satisfactoria.

B1) Problemas sobre los que desconozco soluciones satisfactorias o parcialmente satisfactorias pero sobre los cuales me considero capaz de encontrarla.

El primer caso puede ser el del pan redondo y finito con queso y tomate calentado en horno. Lo venden en la esquina de casa, se llama pizza y satisface con alegría mi apetito. El segundo puede ser lavar los platos, que satisface parcialmente, porque si bien resuelve las condiciones higiénicas de mi apetito incorpora una oposición a mi (no)deseo de fregar. El tercero puede ser construir un cenicero doméstico que nunca vuelque cenizas (no, no hay).

Los problemas del tipo A1 no tienen un interés particular en el desarrollo del presente [poner aquí denominación] porque sería como copiar en un examen. B1 es heroico. Nos quedamos con A2 que es digno, es decir, suficiente.

Parte de mi trabajo habitual transcurre en un estudio jurídico. Se supone que realizo actividades relacionadas con mi disciplina académica entendida de modo tradicional, algo entre comunicaciones internas, institucionales y cosas por el estilo. Como el estudio no es enorme, muchas veces parte del trabajo que realizan los abogados es más cercano a una actividad administrativa que jurídica. La división estricta del trabajo siempre supone una escala mínima óptima por debajo de la cual ciertos talentos serán necesariamente malgastados. Ese desgaste llega en algunos casos al 70% del tiempo útil. Esta situación es indeseable para el que la padece y para quien paga el 100% de la explotación del talento debiendo conformarse con un 30%. Así que lo que me plantee fue la formalización del conocimiento jurídico necesario para la realización del conjunto de operaciones pseudoadministrativas implementando una suerte de sistema experto que con preguntas de fácil identificación pudiera ofrecer los mismos o mejores resultados que un operador biológico. De la implementación del sistema experto, y de acuerdo a una opinión informada, se supondrá una mejora del 200% en el aprovechamiento potencial del talento, destinando un 10% del tiempo útil a tareas estrictamente administrativas (data entry) y un 90% a las propiamente jurídicas. Un abordaje A2.

 

Arbol general muy baja resolución por cuestiones de confidencialidad.

 

Fragmento despeja dudas. Credibilidad.

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